Por Roberto Veras.-
Estamos en tiempo de campaña política, acostumbrados a la retórica vacía y a las promesas incumplidas de los candidatos, también nos acostumbramos a los reclamos, las culpas y las quejas de los votantes.
Si bien, las palabras de un político, ciertamente importan, en la mayoría de los casos, le dicen más sobre el carácter, las prioridades y la personalidad, debemos prestar atención a sus planes reales y a las soluciones viables.
Debemos tener en cuenta que sus palabras coincidan con los hechos y demandas, así como un compromiso con sus seguidores, en lugar de su agenda personal o interés propio.
Con eso en mente, este artículo intentará, brevemente, considerar, examinar, revisar y discutir, 5 pasos básicos, a tener en cuenta, al evaluar la correlación entre las palabras de un candidato, la retórica, las promesas, y la realidad.
1. No confíe en sus afirmaciones: escuche, pero tenga en cuenta que muchos políticos afirman, muchas cosas, pero, a menudo, ¡estas son pocas, más que retóricas vacías! ¡Confíe mucho más en cómo podrían abordar los obstáculos y si asumen responsabilidad personal o confían en culpar y quejarse!
2. Promesas incumplidas ¡Es fácil prometer, pero pocos, en realidad cumplen sus promesas! ¡Preste más atención a cómo abordarán los problemas y si sus enfoques parecen factibles y realistas! Los políticos hacen afirmaciones de promesas y, pocas de ellas son cumplidas ¡Los votantes deben exigir, soluciones viables para la comunidad, enfocados en las necesidades, metas, prioridades y objetivos!
3. ¿Cumple un político con las expectativas?: ¿No es hora de que los votantes lo exijan, los funcionarios electos están obligados, por lo menos, a cumplir, si no exceder las expectativas? Por ejemplo, el actual ocupante de la mansión presidencial, ha hecho muchas promesas, declaraciones equivocadas, reclamos y ha evitado constantemente la responsabilidad personal ¿No necesitamos y merecemos algo mejor?
4. Haga que un candidato responda a la simple pregunta: ¿A quién sirve y representa? ¡Despierte y no vote por alguien que ponga por delante sus intereses personales.
5. Mentiras, declaraciones erróneas y grandes mentiras: muchos funcionarios han mentidos a un ritmo que nunca antes habíamos presenciado! ¡Haga responsable a un funcionario público por su retórica! ¡Di no, a sus mentiras, declaraciones equivocadas y grandes mentiras!.
Si los votantes dominicanos fuéramos menos apáticos y nos enfocáramos en soluciones y planes, en lugar de retórica y promesas, ¡podríamos evitar algunos funcionarios públicos desastrosos! ¿Cuándo aprenderemos?